El proyecto Dubai no era más que un pequeño asentamiento humano a orillas del golfo Arábigo, sustentado por la pesca y el comercio de piedras preciosas. Siempre fue un pueblo dominado, primero por los turcos, luego por los mongoles, los portugueses y, finalmente, los ingleses. Ellos estuvieron en la zona hasta 1971, cuando la mayoría de los reinos (excepto Qatar y Bahrein) acordaron unirse y formar los Emiratos Arabes Unidos.
El artífice de ese hecho fue el sheikh Zayed bin Sultán Al Nahyan, que gobernó Dubai hasta su muerte, en noviembre de 2004. Bajo su mandato, noviembre de 2004. Bajo su mandato, este emirato se convirtió en una urbe ultramoderna, con una economía poderosa, que no sólo se basa en el petróleo, sino también en el comercio y el turismo. El comienzo de toda visita a la ciudad es el Dubai Creek, un canal que entra desde el mar y que la divide en dos. Por el Norte está Deira, la parte comercial y tradicional, y por el Sur Bur Dubai, donde se mezcla la ciudad histórica con los barrios modernos. Esta ciudad no es fácil de recorrer a pie, pero en la costanera podrá pasear a bordo de un abra o taxi acuático, y así evitarse los tacos de los puentes y túneles. Funcionan hasta medianoche y un recorrido de diez minutos cuesta treinta centavos de dólar. Ahora, si quiere algo más completo para navegar el canal, Creekside Leisure hace recorridos de una hora en los dhows, barcos tradicionales pesqueros adecuados al turismo (US$ 10).
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